sábado, 20 de marzo de 2010

Tengo una soledad tan concurrida que puedo organizarla como una procesión por colores, tamaños y promesas, por época, por tacto y por sabor.

sábado, 6 de marzo de 2010

Pepito ya tiene nueva compañera!

Aún no sé su nombre pero sé que vive en Barcelona.
Qué extraña relación tengo con esa ciudad! Mi primera película, la primera ciudad a donde me fui a vivir, donde vive mi primer ex, donde me llevé los primeros bofetones que te da la vida cuando sales de casa...y la ciudad donde se muda pepito, el perro guia que crié!
No va a dejar de ser lo que es, un perro urbanita, pero va a tener el mar al lado de casa, que también le gusta muchísimo!
Esta mujer tiene un hijo y por fin pepe va a tener un compi hombre que juegue con el al football, se hagan bollos y hagan un poco el bruto, pero su dueña es mujer y no le faltarán mimos, besos y achuchones, a lo que está más que acostumbrado por todas las chicas que hemos estado con él en los dos primeros años de su vida!
Pepito ha resultado ser un perro más sensible de lo normal y le han asignado a una mujer sordo-ciega que puede hablar, no sé más de ella, el resto, por respeto, me lo contará ella cuando la conozca en Semana Santa.
Menudo regalo de semana santa se lleva esta familia!!! Seguro que pepito es para ellos un chorro de aire fresco que les va a inundar la casa de alegría y vida nueva (y de muchos, muchos pelos!).
Es verdad que pepe es un perro más comunicativo de lo normal y que lo hace a través del tacto, te da golpecitos en el brazo para pedirte algo (normalmente comida o mimos) o apoya la cabeza en la pierna para que le hagas caso y da muchos, muchos besos y ronea cuando le das cariño para que sepas que le gusta! Y también es verdad que pepito es muy sensible a los estados anímicos de los humanos y sabe que tipo de energia hay en el ambiente y las respeta y actua en consecuencia, un ejemplo tonto, cuando hay alguna bronca pepe desaparece, se va a un rincón alejado y se hace perro bola, cuando la gente se da cariño, dos besos, saludos, el salta a participar y saluda y pide sus besos.
Así es pepito.
Le echo de menos y a veces lloro, pero no exáctamente de pena, sino de emoción, casi de alegría.